Un hombre mayor y frágil fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cinco años. Las manos del anciano temblaban, su vista era borrosa y sus pies vacilaban.
Todos cenaban juntos en la misma mesa. Pero al abuelo empezaron a caérsele los guisantes por el suelo y a derramar el vino en el mantel. El hijo y la nuera se sentían cada vez más incómodos e irritados.
© 2024 Con tus propias manos — Funciona gracias a WordPress
Tema realizado por Anders Noren — Ir arriba ↑